Acordes y desacuerdos: El genial guitarrista incapacitado para el amor

Woody Allen vuelve en esta película de 1999 a utilizar la técnica del falso documental (como en Zelig, una de sus obras más brillantes) para narrar la vida de Emmet Ray, considerado el segundo mejor guitarrista del mundo, solo por detrás del gitano francés  Django Reinhardt (músico que sí existió en la realidad). Contexto. El Chicago de los años 30.

Acordes y desacuerdos Woody Allen

Sean Penn protagoniza esta película de Woody Allen

El propio Woody Allen toma la palabra para abrir el falso documental y describir a Emmet como “patético, extravagante, grosero y despreciable”. El tipo de personaje, en definitiva, que siempre ha apasionado al genio de Brooklyn: Poliédrico, con aristas, genial en lo profesional, vacío en lo personal. 

La película mezcla los recuerdos de gente que lo conoció con escenas de la propia vida de Emmet. Así, la historia recorre episodios como su relación con Hattie, una chica muda y probablemente con alguna discapacidad intelectual que lo ama y admira a partes iguales, y con quien él se comporta de manera altiva y mezquina, pese a que, a su manera, la debe querer. También su posterior matrimonio con Blanche, una atractiva mujer que parece más interesada por el personaje que por el hombre hay tras el guitarrista.

Acordes y desacuerdos Woody Allen Samantha Morton

Sean Peen y Samantha Morton (Hattie) fueron nominados en los Oscar de aquel año. 

Blanche necesita apenas unos segundos de conversación para captar su personalidad: “No solo eres vanidoso y egoísta, sino que tu grosería es genuina”, le dice, admirada, a las primeras de cambio. Se casará con él, sin saber muy bien por qué, y le será infiel con el gorila del propietario del bar en el que Emmet actúa. ¿Por qué le es infiel? Porque a Blanche le fascina que alguien pueda matar, siente atracción por el mal. Comparando a su amante con Emmet, Blanche no duda en explicarlo así: “Emmet tiene un lado violento pero lo convierte en pasión por su música. En ti no hay ni sombra de sublimación. Es increíble”, le explica a su amante, fascinada por la revelación. 

Hattie, Blanche.. Emmet va de fracaso en fracaso porque es un inadaptado, un hombre nacido sólo para el arte. Su destino es la infelicidad y es, precisamente, cuando más perdido está (al final de la película rompe su guitarra atizándola contra un árbol) cuando logra hacer la mejor música y situarse al nivel de Django Reinhardt, su gran obsesión durante toda su vida. Así lo explica el propio Woody Allen, encargado de cerrar, al igual que inició, este falso documental. 

¿Qué es Acordes y desacuerdos? Una película con muchas aristas, al igual que su protagonista. Es, por un lado, un homenaje al jazz.  Por el otro, una comedia que no puede prescindir de los habituales gags absurdos al que tan acostumbrados nos tiene Allen. Por último, un testimonial sobre la imposibilidad de ser, al tiempo, artista y persona. No existen, al menos en la obra de Woody, los genios felices. La felicidad estará en otro lugar, no se sabe dónde, pero no en el arte.

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